martes, 1 de septiembre de 2015

Hermano en dificultades

Tan afectada ha sido la gente de bien que vino a buscar refugio, como los venezolanos

FRANCISCO J. ARIAS CÁRDENAS


El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (Acnur) en el estado de Táchira, Enrique Vallés, afirmó recientemente que la mayoría de los desplazados ha sufrido en Colombia hasta dos o tres desplazamientos previos antes de decidirse a cruzar la frontera. Finalmente, empujados por la miseria y la muerte cebada sobre ellos a manos del paramilitarismo o víctimas del conflicto armado, vinieron a Venezuela, donde encontraron un gobierno que garantiza educación y atención médica; que subsidia alimentos y medicinas para la gente económicamente vulnerable -como suelen ser los desplazados- independientemente de su nacionalidad.

Pero progresivamente, esas familias han visto cómo la pesadilla se acerca de nuevo a sus vidas por el ingreso de paramilitares en nuestro país. Soterradamente, éstos fueron infiltrándose con la complicidad de gobiernos regionales y municipales de ultraderecha que se habían enquistado en estados fronterizos claves como Zulia y Táchira. Instalaron sus mafias (disfrazadas frecuentemente de empresas aparentemente lícitas) de delincuencia y terrorismo, de narcotráfico, secuestros, sicariatos y extorsión. Llegaron para convertirse en el brazo armado de los planes de la ultraderecha interna y externa que intenta acabar con el movimiento bolivariano, de justicia social y soberanía, y de integración latinoamericana que emprendimos con Chávez. Guarimbas, bachaqueo, acaparamiento, violencia inducida en las colas de compradores, contrabando de productos subsidiados, ataque a nuestra moneda, no son sino expresiones de esa guerra.

Con un escenario político diferente, patriota, en la frontera, llegó la hora de actuar, y así lo estamos haciendo con la dirección y voluntad del Presidente Maduro. Tan afectada ha sido la gente de bien que vino a buscar refugio en nuestro país, como los venezolanos. Mal pueden acusarnos de violar los derechos humanos de quienes han sido nuestros hermanos en la hora de angustia, y a quienes hemos acogido en su carácter de víctimas de la guerra nacida de la injusticia social. No por azar, el 85% de los desplazados colombianos están en nuestro territorio.









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