martes, 14 de julio de 2015

Esequibo y cotidianidad… por Francisco Arias Cárdenas

Vamos a ganar esta batalla con las herramientas de la razón, la ley y la conciencia.

Es vieja la práctica de las mega corporaciones económicas transnacionales, de promover conflictos internos y limítrofes para distraer gobiernos y sabotear procesos de soberanía en otros países poseedores de riquezas naturales. Desde finales del siglo XIX hasta hoy, huelgan -y se incrementan- los ejemplos de intromisión camuflada en todos los continentes. 
Esta embestida repentina en el caso del Esequibo, encaja perfectamente en toda la estrategia que, desde el inicio de la revolución bolivariana, han desarrollado los gobiernos que representan a dichas corporaciones sobre todos los países latinoamericanos que han recuperado la senda de soberanía interrumpida y traicionada en el siglo XIX, a despecho del sacrificio de generaciones de patriotas. 
La historia es clara y reciente, y son contundentes las razones jurídicas que nos otorgan el derecho de decir que el Esequibo es nuestro desde el 19 de abril de 1819. Lo inadmisible es que haya voceros de la oposición ultraderechista -la misma que financia y dirige la guerra económica- que pretendan acu- sar al presidente Maduro y al gobierno bolivariano de utilizar esta agresión foránea como maniobra de distracción para la población afectada por el contrabando de extracción. 
La reacción del presidente Maduro es la legítima de quien fue elegido para defender los intereses de los venezolanos. Ha activado los mecanismos jurídicos para canalizar diplomáticamente, y en paz, el diferendo entre Guyana y Venezuela, y todo el país debe estar informado sobre los mismos. Es una causa común que no debería tener disidentes, y de hecho, voceros lúcidos de la oposición han manifestado su apoyo a esta defensa patriota. 
 Vamos a ganar esta batalla con las herramientas de la razón, la ley y la conciencia, así como vamos a seguir defendiendo los logros de justicia social alcanzados desde Chávez, así como vamos a triunfar en la expansión de un aparato productivo que garantice la soberanía alimentaria y el bienestar de todos los venezolanos.

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